Estamos ya en septiembre, o en cualquier otra época del año en que se reactive tu necesidad de encontrarte mejor. Y te ronda por la cabeza entrar a formar parte de tu primer gimnasio. Porque sabes de un compañero de trabajo, de un vecino, de un familiar, de un amigo, que van y no te hablan más que bien de los beneficios conquistados. Que si se encuentran mejor, que si se lo pasan estupendo, que mira qué músculos, que cómo ha bajado la tripa, cervecera, fofa o simplemente descuidada por la edad. Y tú sabes que necesitas hacer algo de ejercicio. Pero tienes tantas dudas...
Lo más difícil es dar el primer paso. Luego vendrá el reto de la constancia y perseverancia para seguir yendo al gimnasio. Pero los resultados beneficiosos son tantos y tan contundentes (verás, por ejemplo, que estás de mejor humor) que te animarán por sí solos para seguir.
Lo dicho. El primer paso. Hay dos opciones una vez que ya se nos ha inoculado el virus de ir al gimnasio. ¿Qué esté por mi casa o por mi trabajo? Los gimnasios de barrio son aconsejables para ir a primera hora de la mañana o por la tarde/noche, después de la dura jornada laboral. Son más amigables. En el trato, en la facilidad inexcusable de la cercanía, de sentirse en el fondo a salvo en un territorio conocido e identificable. ¿Los problemas? Quizás no cuenten con los aparatos de última tecnología o tarden más de la cuenta en llegar. Igual las instalaciones tampoco sean absolutamente nuevas.
Todo esto, así como una nómina extensa de monitores, sí se encuentra en los otros gimnasios, los que están generalmente por las zonas céntricas, y por lo tanto a mano de tu trabajo para ir a la hora de comer. Son los considerados de cadena o franquicia. El precio es algo mayor, pero también mucho más amplias las opciones de todo tipo de atenciones y prácticas, como las de aeróbic, fitness o spinning en grupo, ideales siempre junto a tu circuito personal que es en lo que debe consistir ir al gimnasio.
Porque un gimnasio es eso y ya lo era en la antigua Grecia. Un circuito de ejercicios adecuados a tus posibilidades y necesidades físicas. Te aconsejarán tanto en el gimnasio de barrio como en el de franquicia. Te probarán el primer día para, a través de tu estado general, explicarte los ejercicios que debes hacer tú solo cada vez que vayas. Y hay que ir un mínimo de tres días a la semana. Lo demás será engañarte a ti mismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario